Ana Lafferranderie
Poemas
De: Volcar la cuna (2012)
para Alejandro
Será que esa pequeña cabina es refugio y el mar transcurre sin convocarte. Tu cuerpo se enaltece cuando transpira al sol, opuesto al peso de las sogas. Se proyecta en las velas, olvidás que envejece.
¿O soñás un barco porque ese movimiento es la memoria del cuerpo que aún no piensa? Te alivia abandonar la tierra porque recuerda la sombra de tu tamaño, la oscuridad tajante bajo todo lo vivo
Intrusa, cautivada por la vacía intimidad de cosas que quedaron sin dueño. ¿Por qué tiendo este puente con una pura ausencia? Lo veo descansar en el declive del sofá. Descubro el largo de sus piernas a través de la ropa. Imagino el pulso, la pesada respiración. Es un rescate que no llega al cuerpo, no tiene recompensa. Persigue un rastro entre las formas. Desprendidas como estarán las mías, ajenas al calor que las marcó.
Si el tiempo es un puente inmaterial, ¿cómo se explica que pueda oír tu quejido?, ¿rozar la boca abierta mientras el techo baja sobre los dos como una tapa húmeda?
Entraste al tiempo vedado. Este océano donde ves el barco hundirse y te acercás a rescatar cada vida. Los pequeños zapatos, las valijas.
Sorprendida en su ánimo, es un insecto en el vidrio más limpio. Sostiene la frágil duración de las alas, el cuerpo en evaporación.
La piedra de la casa se desgasta. Escucho cómo golpea afuera el agua. Algo de mí crece lejos. No sabría estar como antes intacta en el hogar, apegada a la luz de sus instrumentos.
Delfines en los mares templados
para no estar en mí
movimientos espesos
carne lustrosa y lisa en el agua.
Sigo
con las manos hundidas en una tierra inhóspita
mientras me enreda lo que no sé tocar.
Llegaste tarde, mi sombra es adulta. Se alimenta en lugares donde una verdad paraliza. Llegamos tarde, no inauguramos nada. Plantamos donde había bosque. Crecieron raíces, tallos urgentes.
Nada que pudiera ser tan puro, sólo nuestro.
Distendimos el gesto, con los ojos cerrados en lo alto frente al sol. Después, seguí tu espalda hacia el centro del paisaje. Al pasar sobre el río ojos de madre apaciguaban la mirada como ocurre cada vez que se cruza un puente.
ANA LAFFERRANDERIE, es poeta, comunicadora e investigadora nacida en Montevideo, Uruguay, en 1969. Vive en Buenos Aires desde 1990. Publicó los libros «El cielo tácito» (2007) y «Volcar la cuna» (2012), por el cual obtuvo el Primer premio de poesía del Fondo Nacional de las Artes 2011. Poemas suyos han sido publicados en diversas antologías y revistas a ambos lados del Río de la Plata, así como en Holanda (Versal) y Estados Unidos (Coal City Review), traducidos al inglés por Laura Chalar. Entre los años 2006 y 2010 co-organizó el Ciclo de Poesía de la librería y espacio cultural Fedro, en el barrio de San Telmo.
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