Roxana Miranda Rupailaf
Poemas
EVAS
Hágase la tierra.
Le pondremos viento en el ombligo
y mar entre las piernas.
Hágase la luz y las estrellas.
En sueños celestes trasnocharé para no ser vista.
Háganse los peces, los animales, las aves.
Multiplíquense y habiten el reino de mis caderas.
Háganse las flores y los frutos
para simular la fiesta.
Hágase el hombre del barro de mi garganta
que de la saliva salga a cantar.
Hágase la mujer a mi imagen
con la divina dulzura del lenguaje.
RITUAL DE LA AUSENCIA Y SUS SOMBRAS
I
Quemaré el laurel en los rincones de la casa
en que nos consumimos.
Ahora sé que no volverá el movimiento
a los olores.
Recogeré los pelos de la alfombra.
No volveré a dormir sobre las sábanas
en que nos hicimos aguas
y salivas blancas de lamernos.
Quemaré el laurel en esta casa.
Con azúcar andaré quemando
las pieles y la carne.
Quemaré el laurel en los latidos
II
Mi bello tantas veces
traspasado en las hachas.
Abrasado
hasta el olvido
por los cuerpos del fuego.
Sólo me queda añorarte
en la cabeza roja de los fósforos.
Soñarme las salivas inflamadas
por una parafina de retornos.
Yo,
que sola me duermo en esta estufa
donde todos los cuerpos yacen blancos.
III
Mi triste niño rojo
del sueño negro y hondo.
En mitad del estómago
han de temblarme las sierpes.
Muda de las ausencias
sólo velo una sombra
y lo derramo todo.
IV
Armo esta sombra
a mi manera.
La imagen me es deforme siendo luz.
Contra lo oscuro me observo.
Cuántos movimientos tiene el cuerpo
reflejados en el suelo.
Los que más me gustan
los toco con la tiza
cuál cadáver en memoria
los guardo en lo negro
y los miro en lo blanco.
V
¿Será que me doy vuelta
la cara
para mirar la sombra
que me volvió niebla lo oscuro?
Me tiemblo de mirarte ausente
y de sentirte
en las bocas que no eres.
Deseo el olvido como a la carne
en la mandíbula
de tigresa.
Mi despedazado,
sangre chorreante,
tibios miembros que muerdo
trozos que arranco y devoro
sin saciarme.
VI
Me desangro en pétalos
contra el viento.
El rocío me quiebra los labios.
Todo el olor no basta para embriagarte los ojos
y meterme.
Tanto temblor de lo frágil
agua
en la tierra
caerme,
y de lo rojo
nada
porque todo lo destiñó el tiempo.
VII
Déjame en este sur en que me encontraste
anudando mis cabellos a la niebla.
Déjame en este instante en que me vuelvo agua
y me voy por ríos negros
y me crezco en los pantanos
y me doy a los animales
que nunca sabrán de qué soy.
En boca ancha y pegajosa
déjame
serme barro
y llenarme de moscas.
VIII
Me caigo a los abismos.
Me abro las heridas
y unto dedos
para ver si por milagro
emergen mariposas.
IX
Reventada
en calles zigzagueantes
se explota los ojos con el líquido.
Respira lo verde
hasta gritar.
Abraza cualquier
música
en cualquier hombre.
Todo le produce mariposas
hasta que estas se desangran en estómago
y se vuelven de un solo color
en un encierro doloroso
de vuelos sin salida.
ROXANA MIRANDA RUPAILAF, Poeta y escritora mapuche nacida en Osorno, Chile, en 1982. Estudió en la Universidad de Los Lagos y en la Universidad de Göttingen, en Alemania. Ha publicado Las Tentaciones de Eva (2004), libro con que ganó la versión príncipe del premio Luis Oyarzún, en la Región de los Lagos y Viajes de la esposa de Lot (2005). En 2003 integró la antología de Jaime Huenún 20 poetas mapuche contemporáneos. En 2004 participó de Sur Fugitivo, publicación que reunió a poetas jóvenes de la Décima y Novena regiones chilenas, y en 2005 de Canto a un prisionero. Homenaje a los presos políticos en Turquía. En 2006 aparece en Hilando la memoria. Antología poética de 7 mujeres mapuche y es coeditora de la antología de poetas jóvenes Sombras bajo el paragua.
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