Agustín Marcenaro

By | sábado, noviembre 14, 2009 Leave a Comment

Agustín Marcenaro
Dos Poemas


1. COSAS

Nadie con la posibilidad de razonar un misterio:
se quedaría de brazos cruzados.
Nadie: podría ser yo.
Yo podría ser nadie.
Pero ni yo ni nadie, podría ser alguno-
aunque algunos podrían ser muchos.
Si quisiese ser más explicito lo sería.
Y si lo fuese, podría ser que no lo quisiese.
A veces creería que supongo demasiadas cosas,
Y otras veces creo que las cosas creen más en mí que cualquiera.
A las cosas les escribo poemas,
Y las cosas no agradecen, ni se emocionan.
Aunque para mí algo ocultan en su forma material,
tal vez sobredosis de sentimientos que les inyectamos- drogas - souvenirs que quedan acá-
Cosas, que son cosas, que son.
Están.
Estoy.
Estamos entre cosas.
Y la naturaleza, en su grandeza omnipotente, diosa inexplicable
si pudiese ser cosa, lo sería.
Y las cosas entre tantas cosas... sospecho: se mueren por llover.
A la naturaleza también le escribo poemas,
Y ella ni las lee, ni las siente.
Aunque dude, y vea en el tronco de esa palmera una sonrisa afectiva,
que me cuida y me mima como si fuese un nieto de mejillas gordas.
Sea como sea: es.
Es naturaleza todos los días. Lunas, estrellas, soles, flores.
Y las cosas todo el tiempo, ocupando espacios, sin ser menos,
Se guardan en ella, poetiza que cada noche recita ausencias
hambre sabor a cartón y su olor de amor masoquista.
Lo hace
para que beba de sus tetas de mujer: leche que me incite a creer en lo que no escribo,
en esos suspiros famosos que cada vez dicen menos y se ocultan detrás de todo lo que soy.
Importa:
Rodeado de cosas, no las hago menos.
Las invento, las escucho y no le doy los gustos que me deben.
Igualmente se que
si las cosas escribiesen, me escribirían poemas.
Letras -arañazos de expresión que
quizás ni siquiera lea, que quizás ni siquiera sienta; yo tampoco.
Pero no me juzguen,
¿quién podría entender a una cosa siendo uno: una cosa tan distinta, siendo uno: naturaleza creadora?

De tanto gotearles mi mente,
No mire al papel que recibe mi tinta sanguínea,
Y de golpe zarpazo, la hoja se me ha puesto a llorar.
Por lo menos:
Ahora que llueves cosa, ya no me tienes porque envidiar.


2. MI FRUTO


Te molestas,
distancia que deja crecer aire al zanco largo de tu belleza
Porque lo quieres, y la semilla es tu herramienta
Mi fruto, el que devoré y planté en mis entrañas
para que te hagas inmensa
Hechas raíz, te expandes al pubis
y no envenenas.
Careces de frente.
Olvidas a sus espaldas rancias
y no logras,
sabrás de imposible asunto, en un algún punto, en el tuyo-
Astuta mediante cordura bien disimulada,
autentica, de rostro fingido adherido a caras,
secas al alma,
amagas,
escapas de cada sombra rebelde que se refleja de ayer.
En mi espacio me libero de tu absoluta entrega buscando lo contrario,
abrazando a escondidas un deseo,
rogando que si te rascas no me hagas sangrar.



N. de la R.: Los datos biobibliográficos del autor fueron publicados en el post del día jueves 29 de octubre de 2009, al que remitimos al lector interesado.

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